Diseño: La diferencia clave
Las plantas abiertas de producción de biometano suelen ser de diseño más sencillo, donde los residuos se procesan al aire libre, lo que puede generar diversas problemáticas. Uno de los principales inconvenientes de estas instalaciones es el control limitado sobre las emisiones de olores. Dependiendo de las condiciones meteorológicas y del viento, los olores pueden propagarse a distancias superiores a 1 km, afectando la calidad del aire y generando malestar en las comunidades cercanas.
Por el contrario, las plantas herméticas de BelEnergia están diseñadas para operar en un entorno cerrado, lo que permite un control total de las emisiones. Este enfoque garantiza que los olores se mantengan por debajo de las 0.02 unidades de olor por metro cúbico, una cifra que está muy por debajo de los estándares internacionales y mucho más rigurosa que las exigencias de países con legislaciones más avanzadas, como Italia, Francia y Alemania.
Impacto ambiental: Captura de CO2 y gases de producción
Las plantas abiertas, al no tener un sistema de contención adecuado, permiten que los gases de efecto invernadero como el metano y el CO2 se liberen sin control, contribuyendo al cambio climático. En cambio, las plantas herméticas de BelEnergia integran avanzados sistemas de captura y valorización de estos gases, lo que no solo previene su liberación al medio ambiente, sino que también permite la recuperación del CO2 para su reutilización, cerrando el ciclo de la economía circular.
Eficiencia energética y costes operativos
El coste inicial de una planta hermética es mayor que el de una planta abierta. Mientras que la inversión para una planta al aire libre ronda los 15-17 millones de euros, las instalaciones de BelEnergia requieren entre 35-37 millones de euros. Sin embargo, esta diferencia de coste se ve compensada a largo plazo. Las plantas cerradas tienen un rendimiento significativamente superior en términos de control ambiental y eficiencia energética, ya que la captura de biogás y su transformación en biometano avanzado es más eficiente. Además, la producción de energía interna a partir de los mismos residuos contribuye a la reducción de los costes operativos.
Beneficios sociales y económicos
Las plantas de biogás, tanto abiertas como cerradas, tienen el potencial de generar empleo local y apoyar la economía circular. Sin embargo, las instalaciones herméticas de BelEnergia no solo contribuyen a la generación de energía renovable, sino que también producen fertilizantes orgánicos de alta calidad, ayudando a los agricultores locales a reducir su dependencia de los fertilizantes químicos. Esto es particularmente relevante en regiones agrícolas, donde el impacto positivo en el sector es significativo.
Un compromiso con la comunidad y la transparencia
BelEnergia no solo se distingue por su tecnología avanzada, sino también por su compromiso con la comunidad. Para garantizar la transparencia y el control de calidad del aire, nuestras plantas están equipadas con sensores de medición en tiempo real, cuyos datos se hacen públicos, permitiendo a las autoridades y a la ciudadanía comprobar el cumplimiento de los estándares ambientales. Además, las plantas han sido diseñadas para integrarse armoniosamente en entornos urbanos, como ya se ha demostrado en Francia o Italia, donde la coexistencia con comunidades cercanas ha sido exitosa.
Inversión en futuro sostenible
Mientras que las plantas abiertas siguen siendo una opción en algunos casos, el futuro del biometano reside en soluciones más avanzadas y responsables, como las que BelEnergia ofrece. Con un diseño hermético, control de emisiones y un modelo de economía circular, nuestras plantas no solo contribuyen a la transición energética, sino que también mejoran la calidad de vida de las comunidades cercanas y fomentan un desarrollo económico sostenible. La inversión en estas tecnologías, aunque inicialmente mayor, se justifica por los beneficios ambientales, sociales y económicos que aportan.